"La ninfa Eranz esparcía el noviembre otoñoso, los gráciles movimientos acompañaban las formas de su silueta. Bajo sus pies, una hermosa danza se escucha bajo el crepitar de las hojas marchitas, hojas áureas y rojas, decadencia de otra hermosura, otra estación que reclama su retorno.
Eranz se acerca con sigilo, con poco ruido, pues no quiere despertar al duro y frío invierno, ni quiere que Bóreas le susurre al oído, solo quiere perpetuar el estallido de color, de igual forma que los mortales observan la lencería del alma de una diosa".
Eranz se acerca con sigilo, con poco ruido, pues no quiere despertar al duro y frío invierno, ni quiere que Bóreas le susurre al oído, solo quiere perpetuar el estallido de color, de igual forma que los mortales observan la lencería del alma de una diosa".
Fui a Sinaia (Rumanía) a una boda y me encontré el Otoño. Un otoño como nunca había visto otro.
2 comentarios:
Allí, hasta Sinaia, marchó el gorrión para para dar entrada a ese romántico otoño magistralmente reflejado en un abanico de colores. Sin aromas, ni colores. yo seguiré caminando por el bosque de los sueños perdidos y una vez vencido, mis huellas serán borradas por el viento y el agua del camino.
H.
La ninfa Eranz esparcía el noviembre otoñoso, los gráciles movimientos acompañaban las formas de su silueta. Bajo sus pies, una hermosa danza se escucha bajo el crepitar de las hojas marchitas, hojas áureas y rojas, decadencia de otra hermosura, otra estación que reclama su retorno.
Eranz se acerca con sigilo, con poco ruido, pues no quiere despertar al duro y frío invierno, ni quiere que Bóreas le susurre al oído, solo quiere perpetuar el estallido de color, de igual forma que los mortales observan la lencería del alma de una diosa.
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