Cuánta más belleza, más fuera del tiempo y de la pena, más inmortales.

22 mayo 2016

… Hasta las palmeras parecen bailar, cuando comienza el beguine.








Con las jacarandas llegó la primavera, inevitable y calurosa, a estas tierras. Me he ido dando cuenta de que mi ciudad es pródiga en jacarandas (o jacarandás), acaso por las temperaturas tropicales que disfrutamos por la noche. Los malvas se multiplican rayando en lo imposible junto al color verde agua aterciopelado del río, por donde ando diariamente divisando el hermoso panorama. Hoy he hecho algo que tenía pendiente desde hace mucho tiempo, años; un brindis al sol y a la luna, nada imprudente, nada práctico por otra parte, pero necesario para mí, un guiño a la felicidad y le echo la culpa a las jacarandas, por recordármelo. 

Con el tiempo comprendes que las personas no cambian, que tú no vas a cambiar el mundo, que el mundo no te va a cambiar a ti, que eres quien eres; que puedes estar en derrota, pero nunca en doma, que –como decía Borges- no debes cometer el peor de los pecados que una persona puede cometer: no ser feliz….

Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, rezaba el poeta. Todo pasa cuando dejas de bailar en círculos, cuando el tiempo no es algo malgastado, cuando lo imposible no daña lo posible. Sí, he dicho algo que quedó pendiente. Y me cuesta porque soy una persona con una inclinación natural al orgullo, a guarecerme en el silencio cuando cae sobre mí el peso de la ofensa.

En mi cabeza suena la música de begin the beguine que, curiosamente (y pese a lo que todos creemos) no significa: volver a empezar, significa: Cuando la orquesta comienza a tocar.






18 mayo 2016

La paz de los gorriones



Tu pensamiento me hace 
inteligente, y en tu sencilla
ternura, yo soy también sencillo
y bondadoso
(Ángel González)




Gracias por estos gorriones y un sin fin más que, sin saber por qué, o sabiéndolo,me emocionaron.

08 mayo 2016

Esa lucecita azul que alumbra tu inseguridad





Sentías emoción por cosas que desconocías y que tal vez ni siquiera habías imaginado, supongo que casi el mismo estupor que sentirías ahora si dejasen de ocurrir algunas de esas cosas repetitivas que tan a menudo te suceden y todo empezase de nuevo(…) Ni imaginabas siquiera que la suerte de vivir llevaría aparejado sin remedio el riesgo de envejecer. Siempre estaba a mano la analgésica belleza de lo nuevo… (José Luis Alvite)


Soñar tanto me enseñó que sólo los sueños pueden poner en la mesa emocional todas las sensaciones que el ser humano ansía, por encima de los prejuicios. En nuestra vigilia racional hay pocas cosas que valen la pena considerar inolvidables. Últimamente sueño en azul. Hoy he soñado que caminaba entre nubes bajas por una campiña azul; un campo suave, con encinas, pocas subidas y olor a jaras. En realidad, cada vez más creo que estamos inmersos en los sueños: que despertamos de uno y suponemos que volvemos a la realidad permanente para caer simplemente en otro; que nos sueñan y ni siquiera podemos hacer nada para copar algún grado de propio protagonismo: por eso sería tan importante averiguar quién nos sueña. A mí me gustaría que me soñaras tú, porque sería una garantía no sólo muy placentera sin el perfecto aval de que nada malo me iba a pasar. Por mi parte, me ofrezco para soñarte, si tú quieres y me lo permites...