Quizá sea eso
la vida: mucha desesperación pero también algunos momentos de belleza, donde el
tiempo ya no es igual. Es como si las notas musicales hicieran una suerte de
paréntesis en el tiempo, una suspensión, otro lugar aquí mismo, un siempre en
el jamás. Sí, eso es, un siempre en el jamás. A partir de ahora buscaré los
siempre en los jamases. La belleza en este mundo. (“La elegancia del erizo”)
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