Cuánta más belleza, más fuera del tiempo y de la pena, más inmortales.

23 septiembre 2012

El pariente



Lo conocí en verano. Lo nuestro fue algo casual, en un restaurante frente a la playa. El encuentro resultó de lo más agradable, rozando lo embriagador. La hija de los dueños hizo las presentaciones. Antes de traerlo a mi mesa me advirtió de lo buenísimo que estaba aquel rubio. A simple vista tenía razón, era atractivo (algo pajizo, si acaso), seco y tenía un cuerpo de lo más apetecible, sin embargo su calidez me causó cierto rechazo de entrada. Me gustan muy fríos. Y lo habría ignorado de no ser porque en el transcurso de la velada se fue mostrando cada vez más frío lo que hizo que me fuese gustando más y más y más. 
Definitivamente, rendida a su encanto decidí dejarme llevar, gozar de él y lo hice mío apurándolo hasta el final. 
Él se dejó querer porque, como todos, tenía un precio; el suyo eran 13.60 euros. Su nombre: José Pariente. Desde entonces uno de mis vinos favoritos.

1 comentario:

Luilly dijo...

Simpático hallazgo, cautivador encuentro entre sorbos halagadores.
Debo reconocer que sentí celos en aquél momento, hasta que mis ojos se posaron en Esmeralda, una rubia espigada, de cuello fino y con vestido verde que dejaba adivinar sus formas. Cuando la tabernera me la presentó, me dijo que su nombre era Viña Esmeralda, de origen catalán y con familia en Alemania, todo un hallazgo. Pasado los años,nuestros encuentros son esporádicos, pero siempre apasionados, como el primer día.