No aflora en mí el pesimismo
viendo pasar los días… No intento detener las
manecillas del reloj mirando los fotogramas del pasado, aunque siento gratitud
hacia ese pasado y no me gustaría
borrar de mi memoria los recuerdos felices… Se ha de vivir con los
recuerdos, pero no de los recuerdos, ya que estos pueden ser uno de los dones
más preciados de una persona, pero también pueden ser muy peligrosos. Pueden
sumirte en la desesperación, pueden ennegrecer el presente y cegarte el futuro.
Hay que mirar atrás con agrado, no con envidia y codicia.
Me obsesiona el paso del tiempo (siempre lo ha
hecho, sí) pero no intento detenerlo, no me rebelo contra lo imposible para
aferrarme a un trozo de tiempo vivido. Me basta con acuñar futuros recuerdos y
buscar en el presente la virtud del instante
3 comentarios:
El tiempo
impertérrito e indomable avanza
galopa sin descanso
instante sobre instante
sin detenerse
marchitando el presente
...
Chet baker, a pesar de sus defectos y su vida tormentosa, sí sabía hacer bien una cosa, y era detener el tiempo. La melodía de su trompeta nos hace acariciar un trozo de cielo entre una luz tenue y susurros ininteligibles, a la vez que vas girando entre los brazos de nimbos azulados.
Siempre he tenido problemas con los recuerdos, o mejor dicho, con la memoria; tampoco he intentado detener el tiempo, porque eso sólo nos empuja a un ridículo asegurado. Ya es tarea suficiente postergar el naufragio definitivo.
Me conformo, pero sueño con posibilidades físicas que ya son historia; con una elasticidad que casi ya no recuerdo, mientras paseo dolorcillos y dolores, oxidamientos y escombros, que seguramente, recordaré un día con nostalgia.
Como dijera Leopoldo Abadía: yo, de mayor, quiero ser joven.
¡Por cierto!, me gustan los cambios en su blog.
Feliz día.
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