Un buen principio y un buen final pueden justificar todo un escrito. ¿Recuerdas esto?:
El
título en una novela es fundamental. “El triciclo amarillo” nunca me convenció,
me parecía inconsistente, me sonaba a obra menor, a cuento infantil. Desde
luego no es un titulazo de esos que son incluso mejor que la propia novela,
pero reconozco que la imagen del artilugio y la descripción de ese episodio
premonitorio lo justifican perfectamente. Yo lo habría titulado “La luciérnaga
azul”, también por referencias. Muchas veces he comentado con Jhon Self lo
difícil que es encontrar un buen título y siempre acaban saliendo a colación
esos títulos geniales de novelas y películas que han quedado para la eternidad,
se me ocurre ahora mismo “El silencio de los corderos”, “La Conjura de los
Necios”, “Últimas tardes con Teresa”…
(¡Diossss, qué presuntuosa!)
Aún así, creo que tengo un buen título desde hace años y quiero regalártelo por si alguna vez... No te preocupes, encaja con cualquier cosa. Ojalá te guste:
"La última vez fue nunca"
1 comentario:
"La última vez fue nunca" son las palabras que en mi lecho de muerte pronunciaré ante la pregunta, "¿cuándo mancillaste con tu prosa el regalo que te hizo la Sacerdotisa?".
Pero tienes toda la razón, ¡hasta serviría para "El triciclo amarillo"!
Es bueno, muy bueno. Tan evocador.
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