He leído a uno de esos chamanes modernos cuyo primer consejo es: "Sé impecable con las palabras". Hay que evitar chismorrear sobre los demás pero que aún es más importante no hablar contra uno mismo.
Bien pensado tiene toda la razón ya que los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo, y cuántas veces nos condicionamos y cuantas otras nos autolesionamos con el silencio de las palabras.
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