Cuánta más belleza, más fuera del tiempo y de la pena, más inmortales.

19 diciembre 2015

Ahora que nos toca decidir


Para mí está claro. No pienso votar a los Populares, pero tampoco me gustaría tener un gobierno tipo Podemos. Ciudadanos (cuya propuesta de supresión del Senado me agrada mucho) me parece una versión light del PP. Al PSOE lo veo podrido, aunque ideológicamente sería el partido con el que más tendría en común, más nunca sería este PSOE, sino lo que debería de representar: la socialdemocracia europea, que de seguro no es el zapaterismo, Rubalcaba o Pedro Sánchez. El problema de la política española es que ha proliferado la dictadura de partido y no emerge la inteligencia, la genialidad, el pensamiento libre. Votaría en blanco si no fuese porque, en esta ocasión, ni siquiera me acercaré a votar; me quedaré en la cama igual, que la música electoral nunca me supo levantar… En el voto (o no voto), como en todo en la vida, cada uno busca sus propias razones y cualquier razón que se encuentre es buena pues, al fin y al cabo, cada uno se representa a sí mismo, o como dicen por ahí: cada cual con su conciencia. (Estoy sorprendida de estar escribiendo sobre el tema; soy extremadamente reservada respecto a mí misma)

Eso sí, si hubiese un partido que dijera: “Se va a suprimir el impuesto de Sucesiones”, entonces yo votaría a ese partido con los ojos cerrados. Sé que es algo subjetivo, una manía personal que tengo, sé que aflora en mí lo puramente visceral, pero me causa una indignación suprema que exista un impuesto que penalice la muerte y que morir sea un hecho impositivo. Conozco a personas que han tenido que renunciar a la herencia por no poder afrontar los gastos fiscales (claro está que no es el caso de los herederos de la Duquesa de Alba, ni de la familia Pujol). Tengo una amiga que está en el paro y que se ha quedado en la calle al no poder heredar la casa de su padre, en la que vivió con él hasta que este murió, por no poder pagar el impuesto. A nivel moral y a ningún nivel ¿qué derecho tiene el Estado a quedarse con su casa?  ¿Por qué el Estado tiene que meter la zarpa en lo que una persona –mucho o poco- ha estado ahorrando con el esfuerzo de toda su vida? ¿Y por qué la doble imposición? Es tan injusto que todos partidos prometen rebajarlo o regularlo, pero hasta ahora ninguno ha dicho: ¡Lo suprimo!

Está claro que, con más pena que gloria, ganará el PP, pero no se sabe con qué diferencia de votos y si va a poder formar Gobierno etc. etc.… Son unas elecciones inciertas y son interesantes en ese sentido, habrá que ver qué panorama. Acaso el voto no es más que una moneda de cambio, un boomerang que te puede dar en plena cara: votas a un candidato, ellos pactan, e invisten a otro.  Me pregunto si las campañas electorales sirven para motivar algún voto, me pregunto a donde van a parar las promesas electorales y por qué su incumplimiento no se recoge en el código penal. Me pregunto y me pregunto, y de fondo –casi imperceptible- suena la voz de José Feliciano con el estribillo de “que será será, será lo que será”.  Charles Baudelaire decía:
“… pregunten al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, pregúntenle qué hora es; y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj, contestarán:
-¡Es hora de embriagarse!

1 comentario:

lobezno dijo...

Ayer viernes vi en el instituto un montón de mesas por los pasillos y pensé; “¿esto es para alguna fiesta o algo así?”. Me costó caer en que eran los preparativos de la “fiesta de la democracia”.

Como siempre he pensado muy poco en las elecciones; como siempre, no votaré. Con los años la motivación de este comportamiento ha mudado de decisión de anarquista a una indiferencia que todavía no es total: me gustaría que dos de las grandes entidades mafiosas que han dirigido mi país las últimas décadas, el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español, desaparecieran del mapa, y también me gustaría tener un Presidente del Gobierno que no produjera vergüenza ajena (lo que no sucede desde Suárez). Me gustaría un triunfo aplastante de los dos emergentes y que se dedicasen cuatro años a aplicar un poco de sentido común y a limpiar la mierda que nos inunda. Parece claro que no va a ser el caso, porque el problema no es en realidad quién gana las elecciones, sino por qué las gana, y Napoleón lo explicó muy clarito: una chusma de analfabetos dirigida por una chusma de curas (y no sólo los católicos).

¿Suprimir el impuesto de Sucesiones? Estoy de acuerdo, no debería existir: ¡¡abolición del derecho de herencia!! (y no me estoy refiriendo a una casa paterna de una persona en paro, ni a que los padres no puedan preocuparse por el futuro de sus hijos).

¿Sabes en realidad lo único que me importa de todo el tinglado? Que el lunes me voy a encontrar las aulas hechas un desastre.