Una sonrisa suave, liviana, dibuja la comisura de
mis labios y se extiende lenta, muy lentamente, mejilla arriba. Me sorprendo
pensando en ti, me abruma, aunque sobre todo, me enternece. ¿Qué hace ahí esa
sonrisa en medio de mi cara? Y lo peor de todo es que me gusta, no porque me
guste, sino porque tiene que ver contigo y me estoy acordando de tu regalo de
cumpleaños.
Se me antoja que hace una eternidad que te conocí.
Y, sin embargo, así es. Y me ha dado por pensar que fue una casualidad, como
todo. De hecho, todo es una casualidad. De hecho, se necesita una secuencia
para dar vida a un momento. Hablando de secuencias, no sé cuál sería la
película de nuestra relación pero hay magia, mucha comedia (nos reímos mucho y nos divertimos)... ¿No estaremos echando en
falta el drama?
Ahora mismo por el altavoz empieza a sonar "Los colores del viento" (¡preciosa!) y me viene a la cabeza aquella frase de Séneca de que no hay ningún viento favorable para el que no sabe a dónde va. El tuyo siempre me ha sido favorable
Eres un amigo maravilloso, un hombre tranquilo en el sentido cinematográfico del término, lo sé, my Darling, lo sé desde hace mucho.
Ahora mismo por el altavoz empieza a sonar "Los colores del viento" (¡preciosa!) y me viene a la cabeza aquella frase de Séneca de que no hay ningún viento favorable para el que no sabe a dónde va. El tuyo siempre me ha sido favorable
Eres un amigo maravilloso, un hombre tranquilo en el sentido cinematográfico del término, lo sé, my Darling, lo sé desde hace mucho.
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